
Cultos arbóreos canarios y otras disidencias para reforestar nuestra imaginación
Arrancapinos, que arranca los pinos a guantazos; y Allanamontes, que allana los montes con el culo, son dos personajes del cuento popular «Juan El Oso», uno de los cuentos de tradición oral más antiguos de nuestra literatura, una historia que nos remite al origen de las sociedades agrícolas, en el final del neolítico. Juan el Oso, el personaje principal, mitad humano mitad oso, podría verse hoy como un ancestro lejano de los bestiarios medievales, representante arcaico del hibridismo de las especies, totemismo animal que ya venía barruntando la conciencia de la cooperación interespecie desde nuestra mitología y acervo cultural más arcanos. Me gusta pensar, aunque no sea así, que quizá son estos los verdaderos inicios de nuestra etnografía multiespecie, mucho antes del llamado giro animal de los años ochenta.





